Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     




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NUESTROS GRAVES ERRORES EN EL MANEJO DE LA PANDEMIA

Lunes 22 de junio de 2020

Carlos Pérez B., Pbro.

 

¡Qué fracaso! No lanzo esta exclamación para desanimar a nadie, sino al contrario, para acicatearnos en nuestros deberes no hechos ante la pandemia. Los datos: China, país donde al parecer se originó este nuevo virus, exhibe, según la universidad Johns Hopkins de E. U., una cifra de contagios de 86 mil, y de muertos de menos de 5 mil. Nuestro país, en cambio, 220 mil contagios y 22 mil muertes. Pero la población de China es diez veces mayor que la nuestra: 1,400 millones de chinos ante 130 millones de mexicanos, diez chinos por cada mexicano. ¿Qué pasó? ¿Qué estamos haciendo mal?

No soy epidemiólogo, pero creo tener ese sentido que no es tan común en los seres humanos, aunque lleve ese nombre. Apoyado en ese sentido de las cosas, en la vivencia propia que he experimentado en esta contingencia y desde las enseñanzas de Jesucristo, les comparto estos pensamientos. Lo que sirva, aprovéchenlo, lo que no, tírenlo a la basura. Todos los ciudadanos hemos de compartir y de escucharnos unos a otros, porque todos tenemos nuestra propia vivencia de esta contingencia; es necesario que lo hagamos tanto para ir corrigiendo nuestros errores en la actual, como para irnos preparando para la siguiente pandemia, porque dicen que va a venir de seguro, quizá se tarde años o décadas, pero ya no debe tomarnos desprevenidos como ahora.

Hemos cometido muy graves errores en el manejo de esta pandemia y quiero mencionar algunos. El más grave de todos es éste:

 

SOCIEDAD INSOLIDARIA, AUTORIDADES INSENSIBLES.-

Nuestra primera reacción ante la llegada del virus fue el pánico. Muy explicable. Se quiso encerrar a todo mundo en su casa, se cerraron los negocios, comercio, industria, economía informal. Está bien, fue una reacción de momento, sin embargo, esta reacción se ha prolongado por tres meses con muy pobres resultados, los contagios siguen en aumento y como que se antoja prolongar otros tres meses esta parálisis o encierro, o quizá seis, o un año, hasta que se encuentre un antiviral y una vacuna. Claro que nos van a decir que si no fuera por este cierre tan drástico de la economía ahorita estaríamos lamentando diez veces más contagios y muertes. Quizá con otras medidas que menciono más delante, se habría conseguido lo mismo o mucho más.

A nosotros los creyentes se nos hace un ACTO MUY CRUEL cerrarle sus negocitos y dejar sin trabajo y sin ingresos a millones de gentes que viven al día. Dos semanas de cuarentena podrían pasar, pero un mes, dos meses, tres meses, es no meterse en sus zapatos. Todavía, a punto de cumplir los tres meses, se seguía cerrando las puertas de personas que desesperadamente tenían que abrir. Ni que fuéramos osos capaces de hibernar. A mí francamente me parece un ACTO CRIMINAL hacer las cosas de esa manera. Es quitarle el pan de la boca a un pobre, así literalmente. ¿Por qué no llegan los inspectores con unos buenos billetes por delante diciendo: ‘te vamos a cerrar tu negocio un mes más, pero aquí tienes diez mil pesos de mensualidad’? No. A la fuerza y con lujo de autoritarismo, les cerraban. ¿Y de dónde podría salir ese dinero para apoyarlos? Algunos programas de gobierno debieron haberse reorientado para destinarles presupuesto. Los políticos bien pagados, hablo de presidentes, gobernadores, diputados, senadores, y sus equipos y gabinetes, podrían haber renunciado, a la fuerza y con lujo de autoritarismo, a sus quincenas de estos tres meses, para que vean lo que se siente, y canalizar esos recursos para los que se quedaron sin ingresos. El INE, ahora que estamos en un año no electoral debió haber renunciado a sus grandes sueldos, lo mismo que otras dependencias de gobierno. ¿Mucha imaginación de mi parte?

¿Era necesario que llegara este virus para darnos cuenta que hemos construido una sociedad muy insolidaria, con autoridades por de más INSENSIBLES, con una economía que golpea severamente a los de abajo? Ya lo sabíamos, el virus lo vino a hacer más palpable. Es de apreciar que, aunque sean minorías, dentro y fuera de la Iglesia, hay personas que sí se preocupan de manera efectiva por los que han quedado desamparados, una iniciativa es la de Cáritas: Familias sin hambre.

 

LA PROTECCIÓN PERSONAL.-

Si nos dimos cuenta que el virus atacaba las vías respiratorias, que ingresaba y egresaba por la nariz y por la boca (y dicen que por los ojos), desde un principio el gobierno debió haber destinado presupuesto a la elaboración de cubre-bocas, gel antibacterial, jabón antibacterial, a precios económicos. Podría haber contratado tallercitos de costura y confección, haberle dado trabajo a muchos pobres, y contratar incluso maquiladoras que se dedican a la elaboración de ropa, para la elaboración en grandes cantidades para proteger a la población. A estas fechas ya se convenció el mundo de eso y se han vuelto obligatorios, porque ¡claro que protegen! ¿No es mejor que el estornudo de etiqueta? El virus entra y sale por la nariz y por la boca, es de sentido común que protegen, a uno y a los otros. Pero en un principio se la pasaron diciendo que no estaba demostrado científicamente. Perdimos mucho tiempo en eso. Y además, todavía nos hace falta educar y convencer a nuestra gente de la necesidad de cuidarnos y cuidar a los demás. Sale uno a la calle y las personas se ven muy desprotegidas. En el tianguis que se establece aquí los jueves, ve uno a los y las compradoras sin cubre-boca, con niños de igual manera. No tenemos noción del cuidado de nuestra salud.

 

CIERRE Y CONTROL DE PUERTOS Y FRONTERAS.-

Desde un principio debió hacerse obligatoria la cuarentena para todos los viajeros que llegaran a nuestro país por tierra, mar o aire. ¿Que te bajas de un avión, que atraviesas la frontera? Pues te mandamos a un hotel, gastos pagados, te esperas ahí dos semanas, te hacemos la prueba del coronavirus, y si sales negativo, puedes integrarte a la población. Así se hizo en Vietnam que tiene una larga frontera con China, origen del nuevo virus, y los contagios no llegan a 350 con 0 fallecidos. Así se hizo en otros países como Paraguay, que yo haya leído, Uruguay, Nueva Zelanda. Pero no, lo más fácil para nuestras autoridades fue cerrar las puertas de nuestras casas: ‘quédate en casa’. Sí habría sufrido nuestra economía, habría resultado difícil la llegada de aviones, de tráileres, de barcos y ponerlos en cuarentena, pero nuestros trabajos habrían continuado adelante al interior del país. Y a fin de cuentas así lo están haciendo en Estados Unidos. Es más difícil cruzar la frontera hacia el norte, que hacia el sur. Incluso al interior de nuestro país debieron haberse implantado filtros para el tránsito de personas. No se ha hecho y ahí están las consecuencias. La gente puede viajar libremente o al menos sin cuarentenas, pero la economía sufre pérdidas irreparables.

 

LAS PRUEBAS VIRALES.-

Ya le hicieron la observación a nuestro epidemiólogo oficial los senadores en su comparecencia, y no sé a qué llegaron. ¿Por qué no se multiplican las pruebas por montones? En Wuhan, lo leímos hace más de un mes, se aplicaron 11 millones de pruebas. Exactamente los habitantes que tiene esa provincia o ciudad china. Es que no se puede luchar contra un enemigo sin saber localizarlo. Es como el narcotráfico, se camufla entre la población y esa es su fuerza. Es como la guerra del golfo pérsico o la tormenta en el desierto. Los estadunidenses gastaron millones de dólares lanzando bombas desde aviones a lo loco sin atacar a los talibanes porque en realidad no sabían en dónde estaban. ¿Sale caro aplicar las pruebas? Dicen que sí lo son, pero el gobierno debe destinar presupuesto para cuidar a la población, precisamente la que se queda sin comer.

 

DIVERSIDAD, REGIONALIZACIÓN, GRADUALIDAD.-

Últimamente se ha hecho un poco, pero no lo suficiente. El país no es homogéneo, y menos en el presente contagio. No es lo mismo la ciudad de México que el municipio de Batopilas y cada una de sus comunidades, no es lo mismo la frontera que la sierra. Pues se decretó el cierre de casas y negocios ‘no esenciales’ de manera generalizada, a partir del 20 de marzo, más o menos. Hay municipios en nuestro estado a los que no ha llegado el coronavirus y tienen tres meses de encierro. Eso es absurdo, ni que el virus se diera en maceta. En el municipio de Ocampo apenas se detectó el primer caso. ¿Empezarían por eso su cuarentena de tres meses a partir de ahora? El virus viene de fuera, y lo portan las personas. Es necesario que se piense en unidades de movilidad humana interna. Pueden ser localidades, ciudades, municipios o varios municipios pequeños que tienen mucha movilidad entre sí. Y así, por unidades, es mejor proceder a la parálisis económica temporal o a la apertura. La parálisis hace estragos, si no es necesaria, que no se decrete.

Nuestras autoridades no saben de diversidad y de gradualidad. Por ejemplo de nuestra Iglesia, de nuestras actividades. Ya van catorce semanas sin poder celebrar con fieles, no digamos con templos llenos sino ni siquiera con una asistencia limitada. Con un poquito de sentido común podemos distinguir una celebración con 25 personas, que son las que acostumbraban asistir cada día a misa entre semana, antes de la pandemia, que celebraciones multitudinarias. Las  aglomeraciones, las reuniones masivas es lo que se quiere evitar, por el alto riesgo de contagio. Nos choca un poco a nuestra sensibilidad de creyentes que a un camión urbano (metro o metrobús) se han podido subir, en estos tres meses, hasta 20 personas en un espacio reducido. Al templo parroquial bien le pueden caber diez camiones urbanos y sin embargo, no pueden entrar 20 personas. ¿Han visto las imágenes en la tele de asaltos a las combis? En un espacio tan pequeño viajan como diez personas, apeñuscadas en una ciudad que está en semáforo rojo. Si la sana distancia es una buena medida de protección, pues en nuestros templos sobra espacio.

Por otro lado, se quiere que cuando la luz del semáforo epidemiológico cambie al amarillo vamos a poder aceptar un 50% del aforo, así de sopetón. ¿Por qué mejor no hicimos las cosas hace semanas comenzando con un 10%, luego un 20%, etc.? Y el semáforo no depende de nosotros. Las personas y las familias pueden estar celebrando reuniones caseras con más personas el día del padre, el cumpleaños, los amigos en las esquinas, etc., y las filas en los bancos, y la gente que entra al súper y se amontona en la sección de frutas y verduras, etc., y si la luz no cambia, nosotros pagamos el pato. El riesgo no está en que entren personas al templo, el riesgo está en la aglomeración, en el contacto cercano entre ellas, en la falta de protección. En abril y mayo me tocó hacer fila afuera del banco por más de hora y media, lo mismo que para el pago de la luz, en el sol y en la sombra, entre personas que se ponían a platicar y reír sin el cubre boca y sin sana distancia. En las conferencias mañaneras del presidente, y en otras reuniones políticas, como las giras y demás actos, bien se pueden reunir tantas gentes como las que yo quisiera tener en misa. Para nosotros los creyentes la Misa es un acto esencial. Que no le llamen esenciales a las cosas que son indispensables.

¿Cuáles son las cosas esenciales? Los creyentes, siguiendo las enseñanzas de Jesús, decimos que la espiritualidad en el ser humano es esencial, para poder vivir con más entereza la corporalidad. Decía nuestro Señor con toda radicalidad y contundencia: "El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que les he dicho son espíritu y son vida” (Juan 6,63). Quizá este mundo político e intelectual no capte su fuerza, pero es la fortaleza de alguien que entregó su cuerpo en una cruz por la salvación de los seres humanos. Al contemplarlo crucificado capta uno mejor el sentido de sus palabras. La Misa dominical ciertamente no es nuestro único acto de espiritualidad, está por encima de todo la caridad, el servicio.

No sé si en otras partes del mundo se tenga un respeto mayor hacia las creencias, como un derecho humano fundamental, como una parte esencial de la persona, tanto como la comida y la salud. A nosotros nos toca administrar por semana o por mes a nuestros católicos que se mueren de ganas por estar en misa. Un párroco rural es lo que hace al visitar sus comunidades, a algunas las visita cada mes o con otra frecuencia. Algo así se reflexionó en el sínodo de la Amazonía.

Los cristianos de los primeros tiempos de la Iglesia buscaban reunirse para la fracción del pan incluso en tiempos de severa persecución. Así lo recogió el papa Juan Pablo II en su carta apostólica Dies Domini: "La Iglesia, desde la tradición apostólica que tiene su origen en el mismo día de la resurrección de Cristo, celebra el misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón "día del Señor" o domingo” (# 3). Pero más escalofriante, que nos sirva de motivación, es este otro párrafo que dice: "Durante la persecución de Diocleciano, sus asambleas fueron prohibidas con gran severidad, fueron muchos los cristianos valerosos que desafiaron el edicto imperial y aceptaron la muerte con tal de no faltar a la Eucaristía dominical. Es el caso de los mártires de Abitinia, en África proconsular, que respondieron a sus acusadores: ‘Sin temor alguno hemos celebrado la cena del Señor, porque no se puede aplazar; es nuestra ley… nosotros no podemos vivir sin la cena del Señor’. Y una de las mártires confesó: ‘Sí, he ido a la asamblea y he celebrado la cena del Señor con mis hermanos, porque soy cristiana’ ” (# 46). Desde luego que nosotros nos hemos abstenido de congregar a todos los fieles por una causa justa, cuidar la salud de la comunidad y de la sociedad. Pero ya es hora que aprendamos a cuidarnos de otra manera que el solo estar encerrados. Si salimos a la calle y nos topamos con tanta gente para otras cosas, ¿por qué no hacerlo con mucho cuidado entre nosotros?

 

SISTEMA DE SALUD Y HOSPITALARIO.-

Quienes hemos visitado enfermos en los hospitales, a lo largo de más de 40 años, hemos palpado muy de cerca que los servicios de salud están colapsados, en el Imss, Issste, Central, General, etc., instituciones que estaban bien para un Chihuahua y sus alrededores de hace 50 años. Si antes de la epidemia a mí me ha tocado ungir a enfermos en terapia intensiva hasta en corredores de hospital, ¿podríamos decir que estábamos preparados para una pandemia? Claro que la salud no ha sido una prioridad por sexenios en nuestro país. No es de hoy, es una deficiencia ancestral.

Yo quisiera que se hiciera una campaña en la que muchos ciudadanos y partidos propusiéramos la universalización del Seguro social. Sí, que todo mexicano tenga derecho a la salud. Que los patrones y las empresas pagaran sus impuestos y que Imss, Issste, Pensiones, etc., se fusionaran en una sola institución que brindara servicios gratuitos de salud. El mexicano que quisiera y tuviera con qué, que se atendiera privadamente.

En China, nos llamó la atención, que se propusieron levantar algunos hospitales en cuestión de semanas. En nuestro país se tardaron para hacer esto. Y es a lo que se le teme, que los hospitales se saturen, que falten respiradores y demás material médico.

Es preciso reconocerle al personal médico que en esta pandemia hayan sido y sigan siendo los que están cerca de los enfermos, de nuestros enfermos (porque sobre todo los sacerdotes sentimos a los enfermos como nuestros ("estuve enfermo y me visitaron” Mt 28,36)). No digo como los medios que están en la primera línea de batalla sino al lado, porque estoy hablando desde el espíritu de Jesucristo, el que estuvo en su vida mortal tan cerca de los enfermos, de los contaminados de aquel tiempo como eran los leprosos, que extendía sus manos misericordiosas hacia ellos sin temer pasar también él por un contaminado (lean Marcos 1,40-45). Estas médicas (os) y enfermeras (os) han estado cerca de esos más de 22,500 fallecidos por la covid-19. Las hermanas de la caridad de la madre Teresa es lo que hacen, brindarles compañía y afecto a quienes de todas maneras van a morir. Gracias de corazón a todo ese personal.


 

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