Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     


 
¿CUÁL ES LA SEGURIDAD MÁS SEGURA?
Pbro. Camilo Daniel Pérez.
 
Me ha llamado mucho la atención un e-mail que recibí en el que ampliamente se describen, por así decirlo, las cosas buenas que nos ha dejado la violencia: Por ejemplo, que los jóvenes regresan temprano a casa, que dejamos recado de dónde estamos cuando salimos, etc. De ninguna manera comparto la idea de que esas cosas sean buenas por varias razones:
 
1ª.- La causas de esas "buenas conductas” surgen de la inseguridad y del miedo y no de una necesidad sentida de convivencia y de compartir. Es algo así como el ratón que busca su agujero ante la presencia del gato. Arrinconados y sin queso. Ingenuamente pensamos que el hogar es el bastión más seguro. Corremos ante el peligro difuso y el agresor anónimo, cuando la misma violencia se hace presente en la ratonera con rostros muy concretos. En esta sociedad patriarcal (machista) se da con frecuencia, y hasta con carta de ciudadanía, un alto grado de violencia intrafamiliar. Que lo digan las mujeres. Por otro lado, los jóvenes ya no hacen fiestas en los antros, pero los matan en sus casas. Para ejemplo, ahí están los 18 jóvenes acribillados en el barrio de Salvárcar en Juárez.
 
2ª.- Nos han hecho creer que nuestra seguridad estriba en que corramos a nuestras casas y que la seguridad está en manos del ejército y los policías. Ellos están hechos para producir disciplina pero no para garantizar seguridad, esa seguridad cotidiana que brota de consensos en la convivencia y de los apoyos mutuos y de las calles transitadas por ciudadanos y ciudadanas comunes y corrientes. El ejército y la policía reprimen y, entre más policías y ejército hay en las calles, más sensación de inseguridad y de miedo se apoderan de nosotros. Entre más inseguridad queremos más policías y entre más policías más aumenta nuestra percepción de inseguridad. Es un círculo vicioso. No hay sociedad más disciplinada que la que tiene miedo. Los ciudadanos con miedo están hipotecados, arrinconados, y son más fáciles de gobernar. ¿No es cierto que cuando vemos soldados y policías inmediatamente tratamos de alejarnos de ellos? Claro que para situaciones extremas están los cuerpos policíacos, pero ellos no engendran la seguridad humana. A lo más contienen y delimitan la delincuencia.
 
3ª.- ¿Entonces qué? ¿Salimos a la calle y nos ponemos "de pechito” para que nos maten? Así me podría replicar mucha gente. Yo les diría, en primer lugar, que deberemos desintoxicarnos del "miedo a los fantasmas”. Nos han hecho creer que todos los que nos rodean son nuestros enemigos. Desconfiamos de nuestros vecinos. Es mi seguridad contra la seguridad de los demás. Espiamos por las ventanas y cualquier movimiento del vecino nos parece "sospechoso” si no es que "peligroso”. En segundo lugar el grande reto que tenemos es el de cambiar la imagen de una ciudad bastante "disciplinada” por una ciudad más segura. Y aquí paso al último punto.
 
4ª.- ¿Y cuál es la seguridad más segura? Simplemente es aquella que viene de la ciudadanía misma. Si la ciudadanía se apropia de las aceras y calles, la seguridad vendrá por añadidura. Esto se dice muy fácil pero requiere un proceso. Las calles no son sólo para circular sino para relacionarnos. Con más razón las plazas y espacios públicos. En otras palabras, el grande reto para tener seguridad es trabajar la "cohesión social”. No basta con poner dos focos en una calle. La esterilizamos pero no creamos relación social. Todo debe ir junto. La jovencita deberá sentirse segura al caminar por la calle no porque hay un policía, sino porque sabe que el tendero la cuida, el del puesto de comida la protegerá, etc. En Cd. Juárez se invirtió mucho en hacer plazas, espacios para deporte pero muy poco en relaciones sociales. No hay de otra para reconquistar nuestra seguridad "deambulatoria”. Nos faltarían muchas otras seguridades (la del empleo, la de la educación, la de la salud, etc) pero por algo se empieza.
 

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