Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     


 
 
¿QUIÉN ES JESUCRISTO PARA NOSOTROS?
Comentario al evangelio domingo 12º ordinario
Lucas 9,18-24
23 de junio del 2013

Carlos Pérez Barrera, Pbro.
 
     Recuerden que estamos haciendo una lectura más o menos continuada del evangelio según san Lucas. Del capítulo 7, nos brincamos ahora al 9. Hay pasajes que hemos dejado de lado porque se proclaman en otros años en los otros evangelios: la parábola del sembrador, la nueva familia de Jesús, la tempestad calmada, el endemoniado de Gerasa, la hija de Jairo, la mujer con flujo de sangre, el envío de los doce, el milagro de los panes.

     Jesucristo ha venido caminando por los pueblos de Galilea y sus alrededores, enseñando y realizando milagros; las multitudes lo han rodeado entusiasmadas. Pero Jesucristo, antes de tomar la decisión de subir a Jerusalén, ve necesario hacer un alto en su camino y en su ministerio, se pone en oración en un lugar solitario. Ya sabemos lo que le esperaba en esa ciudad, el desenlace de toda su vida terrena, el objetivo de su misión, y había que discernir ese destino. Este discernimiento lo hará consultando a la gente, a sus discípulos y al Padre eterno, quien dará su respuesta en la transfiguración, que es el pasaje que sigue al de hoy.

     La pregunta sobre la identidad de Jesús la encontramos en los tres evangelios llamados sinópticos, cada uno con sus propios acentos. Me gustaría que en su casa, en su estudio personal, confrontaran los tres relatos: Mt 16, Mc 8 y Lc 9. Mateo subraya que la pregunta se dio en una región pagana, en Cesarea de Filipo; Mc, que se dio en el camino, y por lo mismo, esta pregunta sólo se puede responder en el camino, no estacionados, porque Jesucristo es camino, es una persona en dinamismo. Y Lc, subraya el ambiente de oración. Por un lado, Jesucristo utiliza la oración para discernir su identidad y su mesianismo. Es necesario, también para nosotros, entrar en un ambiente de oración profunda y en silencio, sin ruidos y sin palabrería, para comprender o entrar paulatinamente en la comprensión del misterio del mesianismo de Jesucristo.

     La gente tiene a Jesús en un buen concepto, un profeta, y de los grandes, de la estatura de Juan Bautista o Elías. Para la gente Jesucristo no era un falso profeta, no era un charlatán. Pero aunque positivo, su concepto no era suficiente. ¿Qué responde Pedro? "Tú eres el Cristo de Dios”, es decir, tú eres el ungido o consagrado de Dios. En Marcos Pedro responde simplemente "tú eres el Cristo”; en Mateo, "tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Cada evangelista tiene sus propios planes. En la transfiguración dirá el Padre: "mi elegido, mi hijo”. Lucas no habla de las resistencias de Pedro, que son parte integrante del plan de Marcos, y por consiguiente, en Lucas no se menciona la reprimenda de Jesús a Pedro al llamarlo satanás.

     ¿Quién es Jesús para ustedes? Jesucristo es el centro de nuestra vida cristiana. Todos los católicos debemos de saberlo. No supongamos que conocemos a Jesús, ni demos por sentado que él ocupa el centro de nuestro ser, de nuestras vidas y quehaceres. No. Jesucristo puede ser un desconocido para muchísimos católicos, puede ser una persona marginal en las vidas de ellos, si no es que un completo ausente. Por eso la religiosidad de la inmensa mayoría de nuestros católicos es tan débil. La culpa la tenemos en la Iglesia jerarquía, porque no les estamos ayudando a conocer a Jesucristo. Para muchos, Jesucristo es una mera devoción entre muchas otras. Pero Jesucristo no quiere devoción, sino seguimiento, caminar detrás de él.

     Los jerarcas de la Iglesia les hemos transmitido a nuestros católicos una religión insípida, desabrida, mediocre, raquítica, falta de fuerzas, de meras prácticas piadosas y ocasionales. Queremos hacer llegar este llamado a todos nuestros católicos: coloquen a Jesucristo en el centro y en la base de sus vidas. ¿Cuál Cristo? El de los santos evangelios, no el Cristo que nos hemos fabricado muy a la medida de nuestros gustos y conveniencias. No. El Cristo tal como nos lo presentan los evangelistas. Por eso es tan necesario que estudiemos los evangelios, que los conozcamos, para que el estudio del evangelio nos lleve a un conocimiento verdadero de Jesucristo.

     Jesucristo, para aclararles a los discípulos qué clase de Cristo es él, les anuncia por primera vez su pasión, muerte y resurrección. Es un Cristo reprobado por los hombres. Y las consecuencias de este tipo de Ungido son para sus discípulos, para nosotros, si queremos ser discípulos suyos: negarse a sí mismo, tomar la cruz y seguir los pasos de Jesús. ¿Negarse a sí mismo? Sí. Decirse No, hacerse a sí mismo a un lado.
Estamos en tiempos en que se hace necesaria la afirmación de las personas en sí mismas, por esta sociedad modernista, con su economía donde predomina el dinero, con un clima de violencia y de materialismo, todo ello que despersonaliza, que desintegra familias, personas, comunidades, pueblos, que destruye la convivencia social y los valores humanos. Jesucristo, lo sabemos bien, viene para afirmar a las personas en Dios, no tanto a poner su base en sí mismas sino en los planes de Dios, que es mejor que afirmarse en sí mismas. Por eso nos pide negarnos a nosotros mismos para afirmarnos en Dios, para que le hagamos su justo lugar a nuestro prójimo en nuestra propia vida. Yo me hago a un lado para que Dios y el prójimo se afirmen en mi vida y en mis prioridades. Es la afirmación más positiva de un ser humano. Si te colocas en el centro de tus atenciones, en realidad te estás deshumanizando, y por ello no puedes ser discípulo de Cristo. Esto es lo que hizo él. La cruz es la prueba más fehaciente de la negación de sí mismo y la afirmación de la salvación de la humanidad, la voluntad del Padre, la fantástica entrega de sí mismo. 
 

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