Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     


 
 
¿DÓNDE PODEMOS ENCONTRAR AL MESÍAS?
Comentario al evangelio del domingo 3 de enero de 2016
La Epifanía del Señor
Mateo 2,1-12.
Carlos Pérez Barrera, Pbro.
 
     Nuestra Iglesia universal celebra el 6 de enero la solemnidad de la epifanía del Hijo de Dios. En México los obispos han pasado esta fiesta al domingo, para que más gente la celebre. La palabra Epifanía es una palabra griega que significa "manifestación”. Esto porque el Hijo de Dios nació sin que la gente se diera cuenta, en un portal de un pueblito pequeño llamado Belén. No hubo periódico o medio de comunicación de aquel tiempo que publicara este nacimiento tan glorioso, salvo los ángeles que salieron a invitar a los pastores de los campos de Belén.

     San Mateo es el único de los cuatro evangelistas que nos cuenta que unos magos del oriente llegaron a Jerusalén preguntando que dónde estaba el rey de los judíos que había nacido. Desde luego que este rey nacido no era Herodes, quien en ese momento reinaba en todo Judea. Toda la ciudad de Jerusalén se conmovió ante estos personajes venidos del oriente y sobre todo por la pregunta que traían. El más conmovido y el más movido de todos fue Herodes. Como todos los que detentan el poder de todos los tiempos y épocas, se preocupó mucho porque sintió amenazado su reinado. Y las gentes del poder humano están dispuestas a defender su poder hasta con su propia vida, porque se identifican entrañablemente con su poder.

     Herodes fue el único que se movió: movió a los sumos sacerdotes y a los escribas para que le precisaran el lugar donde había de nacer el Mesías. Movió también a los magos, para que ellos le dijeran cuándo vieron surgir esa estrella en el oriente. No puede ser, decimos nosotros, pero así fue, que Herodes era el más interesado en localizar al Mesías y rey de los judíos que había nacido. ¿Qué los judíos, especialmente sus líderes religiosos, no estaban esperando ansiosamente la llegada del Mesías de Dios? Pues resulta que ninguno se movió para buscarlo, sólo estos magos venidos de lejos.

     San Mateo no nos dice que fueran reyes, sino magos. No dice que fueran tres, sino "unos”, ni tampoco nos dice cómo se llamaban. Estos datos se los ha adjudicado la tradición muy posterior. La palabra mago tiene un significado distinto en nuestros días. Los magos de hoy día se dedican a hacer trucos para entretener a la gente. Los magos de aquel tiempo son más bien astrólogos, gentes que estudian los astros, gentes que buscan la sabiduría en los movimientos de las estrellas. También hoy día nos sentimos fascinados por la inmensidad del universo. Nuestros recursos son ahora distintos. Ahora usamos telescopios electrónicos, naves espaciales, etc. La verdad es que sólo nos encontramos ante el misterio de Dios en esta maravillosa creación.

     Sea como sea, por medio de las estrellas, por medio de la ciencia, o sobre todo por medio del estudio de los santos evangelios, el caso es que al Mesías de Dios, su salvación, su luz esplendorosa, lo encontramos en la pobreza de un pequeño recién nacido. Es Jesús en medio de José y de María. El Mesías es este artesano de Nazaret, este profeta de los caminos, este amigo de los pobres, de los enfermos, de todos los marginados. Así como decimos que todos los caminos conducen a Roma, así decimos también que todas las búsquedas de Dios, todos los caminos de verdadera espiritualidad nos conducen a Jesús. Busquémoslo en los santos evangelios. Ellos nos dirán que a Jesús lo podemos encontrar entre los pobres, en todo movimiento de liberación de las gentes, en cada acción sencilla donde se realiza la salvación de Dios.

 

 

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