Maximino Cerezo Barredo, Pintor de la Liberación     





JESUCRISTO NOS QUIERE HONESTOS Y CREATIVOS

Domingo 21 de septiembre de 2025, 24° del tiempo ordinario - C


Lucas 16,1-13. -

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado ante él de haberle malgastado sus bienes. Lo llamó y le dijo: ‘¿Es cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás administrador’.

Entonces el administrador se puso a pensar: ‘¿Qué voy a hacer ahora que me quitan el trabajo? No tengo fuerzas para trabajar la tierra y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer, para tener a alguien que me reciba en su casa, cuando me despidan.

Entonces fue llamando uno por uno a los deudores de su amo. Al primero le preguntó: ‘¿Cuánto le debes a mi amo?’ El hombre respondió: ‘Cien barriles de aceite’. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta’. Luego preguntó al siguiente: ‘Y tú, ¿cuánto debes?’ Este respondió: ‘Cien sacos de trigo’. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo y haz otro por ochenta’.

El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad. Pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios, que los que pertenecen a la luz.

Y yo les digo: Con el dinero, tan lleno de injusticias, gánense amigos que, cuando ustedes mueran, los reciban en el cielo.

El que es fiel en las cosas pequeñas, también es fiel en las grandes; y el que es infiel en las cosas pequeñas, también es infiel en las grandes. Si ustedes no son fieles administradores del dinero, tan lleno de injusticias, ¿quién les confiará los bienes verdaderos? Y si no han sido fieles en lo que no es de ustedes, ¿quién les confiará lo que sí es de ustedes?

No hay criado que pueda servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o se apegará al primero y despreciará al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero”.

 

Mi comentario. -

En este mes de la Biblia insistamos en que los cristianos edificamos nuestra vida, no sobre una religiosidad superficial, sino sobre la Palabra de nuestro señor Jesucristo; tanto nuestra vida personal, como social, eclesial. Página tras página él nos va formando. Eduquémonos unos a otros en la escucha del Señor y Maestro, leamos diariamente páginas de los santos evangelios para nutrir nuestra espiritualidad y nuestra vida.

Hoy Jesucristo nos propone como ejemplo a un administrador deshonesto, sí a un administrador corrupto. ¿Qué nos quiere decir Jesús, que seamos también nosotros deshonestos? Claro que no. No nos pone de ejemplo su corrupción sino su habilidad, su iniciativa para salir adelante en el momento en que se va a quedar sin su sustento. Lo dice nuestro Señor con estas palabras: "los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios, que los que pertenecen a la luz”. O como lo dice mi Biblia: "los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz”.

Esto es lo que vemos, desgraciadamente, en nuestros días, todos los días, en el poder público, en la empresa privada, hasta en la gente de la base de la sociedad. Y algunos tenemos la impresión que este ambiente de trampa y de corrupción sigue aumentando. Es lo que hizo este administrador de la parábola antes de ser despedido, porque es lo que sabía hacer: hacer trampas en los recibos de los deudores de su patrón.

Bueno, pero no son las trampas lo que nuestro Señor nos pone de ejemplo sino su habilidad, su iniciativa. Los hijos de este mundo, y nosotros somos hijos de este mundo, son y somos más hábiles en las cosas del mundo que en las cosas de la Iglesia, de nuestra fe, de nuestra religión. En las cosas de este mundo, tanto en las buenas como en las malas, nos sabemos mover, buscarle, nos las ingeniamos para salir adelante. Qué bueno que lo hagamos en las cosas buenas, como en el sustento de la familia, en la educación de los hijos, en la casa, en el trabajo: nos hacemos de nuestro celular, de un auto, de algún mueble que necesitamos en la casa; aprendemos las habilidades necesarias para nuestros quehaceres domésticos y nuestras actividades laborales. Es algo que yo veía con admiración cada vez que salía a recorrer el tianguis que se colocaba en la colonia: qué bien que todo mundo lucha por salir adelante y sacar adelante a su familia.

Y desde luego que también lo vemos en las cosas malas: los que saben hacer trampas en sus negocios, sacarle el dinero a los demás, ya sea a sus patrones o a sus clientes. Estas cosas son las que más nos llaman la atención en los medios de comunicación: que se roban el huachicol, que hacen contratos millonarios al margen de la ley, que una empresa quebró y dejó a sus habientes sin sus ahorros, que los políticos que nos han engañado, etc., y muchos etcéteras. ¡Hasta en las cosas de la Iglesia!: ya ven cómo hay gente que piratea actas de confirmación, tarjetas de pláticas pre bautismales, y otros requisitos para bautizar. Y nos preguntamos, ¿pues en qué estamos, en las cosas de Dios o en las cosas del diablo?

Pues bien, la enseñanza y motivación que nos quiere dejar nuestro Señor es que sepamos moverle a las cosas de Dios, a su obra, a las obras de la luz. ¿Por qué no estudiamos todos, TODOS los católicos los santos evangelios para anunciar la buena nueva de la salvación de este mundo que es Jesús? ¿Por qué no le dedicamos tiempo a la oración, a conocer y practicar las cosas de nuestra Iglesia, para vivir nuestra fe con más intensidad y seriedad? No somos creativos (algunos sí) en las cosas de la Iglesia. Es verdad que somos más hábiles en las cosas del mundo que en las cosas de Dios.

Y para cerrar esta enseñanza, concluye Jesús diciéndonos: "no pueden ustedes servir a Dios y al dinero”. ¿A qué nos llama Jesús con estas palabras? A que nos hagamos servidores de la obra de Dios, a que nos hagamos buenos administradores del dinero y de las cosas materiales al servicio de la obra de Dios. Pero si queremos hacer dinero, y es lo que traemos en el corazón, pues dediquemos nuestra vida a ello y dejemos a Dios de lado. O al revés, que nos apasionemos de las cosas de Dios y nos olvidemos de hacer dinero, o de rendirle culto al dios dinero (al dios placer, al dios diversión, al dios poder humano, al dios Ego).

 

Su hermano: Carlos Pérez B., Pbro.


 

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